Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos

En 1957 se publica en el Boletín Oficial de Estado el Decreto-ley que donde se establecía la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y se promulgaban las bases jurídicas y patrimoniales del monumento. Para definir el conjunto y sus funciones, en este Decreto se despliega la retórica nacionalcatólica que caracterizó al régimen franquista. Las nociones cristianas de “perdón”, “hermandad” o “mensaje evangélico” se conectan con las de “Cruzada”, “Caídos” y “Victoria” militar, expresando la interpretación histórica de los vencedores en la contienda y su concepto y jerarquía del patriotismo, contenidos en la expresión “nuestros héroes y nuestros mártires”.

Así, en este relato franquista, el monumento queda “destinado a perpetuar la memoria de los Caídos de la Cruzada de Liberación, para honra de quienes dieron sus vidas por Dios y por la Patria y para ejemplo de generaciones venideras”. En el Decreto también se especifica que la orden religiosa que se ocupará del “culto religioso y los sufragios” así como “mantener un centro de estudios” será la de San Benito, mediante un acuerdo con la Abadía de Silos.

Según el decreto, será la nueva Fundación, bajo el “Alto Patronato” de Franco, la que ejercerá la titularidad del monumento, se asegurará del cumplimiento de los fines religiosos y sociales establecidos en el decreto, y pondrá en marcha el convenio con los benedictinos. Las obligaciones que se establecen para la abadía son: mantener el culto con esplendor, dirigir la escolanía y el Centro de Estudios sociales, seguir la evolución del pensamiento social en el mundo, recopilar la doctrina de los Pontífices y pensadores católicos, poner en marcha una biblioteca sobre temas religiosos, celebrar ejercicios espirituales, preparar informes que se le soliciten y atender la hospedería.

El convenio del Estado con los benedictinos se firmó en 1958, y contiene en su esencia las obligaciones establecidas en el Decreto-ley de 1957.

En términos religiosos, el 27 de mayo de 1958 el Papa Pío XII erige y “constituye para siempre a la nueva Abadía exenta, que ha de ser nombrada con el título de Santa Cruz del Valle de los Caídos”. En 1960, el Papa Juan XXIII declara Basílica Menor la Iglesia de la Santa Cruz, tras consulta con la Sagrada Congregación de los Ritos.