Nueva ecología memorial: el Valle democrático

Los monumentos, incluso aquellos que parecen más sólidos e inamovibles, son procesos dinámicos, pues las percepciones que hay sobre ellos, así como sus modelos de gestión, cambian con el paso del tiempo. Las políticas públicas de memoria pueden incidir en estos procesos transformativos pero nunca operan en solitario. Resignificar un monumento de la escala del Valle es una tarea compleja que precisa de la acción combinada de muchos actores sociales y políticos: movimientos sociales, investigadores, periodistas y documentalistas, e instituciones.

En la actualidad, el Valle de los Cuelgamuros sigue siendo el lugar de memoria franquista más señalado, al representar de manera integrada y monumental una época de la historia. En este sentido, a partir de la futura aprobación de la Ley de Memoria Democrática, se convertirá en un lugar de memoria democrática. Por un lado, se extinguirá la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, lo que ofrece la oportunidad de crear un nuevo ecosistema memorial en el monumento. Por otro lado, construyendo un relato sólido en términos de memoria democrática, en múltiples soportes que se retroalimenten.

El proyecto de resignificación integral de Valle tiene su anclaje en dos documentos básicos: en primer lugar, el informe de la Comisión de Expertos de 2011, que avanzaba algunas de las ideas-base que se desarrollarán en los próximos años; en segundo lugar, el Informe del Relator Especial para la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de Naciones Unidas, Pablo de Greiff, que avalaba en 2014 las ideas principales del informe de la Comisión de Expertos y urgía al Gobierno a llevarlas a cabo.

En este nuevo ecosistema memorial, el Valle de Cuelgamuros pasará a convertirse en una herramienta pedagógica para el estudio y análisis de la guerra y la dictadura franquista a través de su principal expresión arquitectónica, así como de los regímenes totalitarios, en especial en el ámbito europeo de entreguerras y posguerra.

Aunque el Valle es un monumento con una idiosincrasia propia, no deja de formar parte de los grandes proyectos arquitectónicos de los fascismos europeos de la época, y es en ese marco comparado más amplio en el que debe explicarse. Así, en este proceso de resignificación, es básico entender y analizar de manera comparada el monumento en su contexto histórico, así como su evolución en el tiempo.

La resignificación democrática del Valle de Cuelgamuros precisa de un conjunto de acciones y elementos coordinados y secuenciados en el tiempo, con componentes jurídicos, patrimoniales, funerarios, pedagógicos y de investigación. Cada una de las acciones que van a ponerse en marcha en los próximos años tiene diferentes grados de complejidad, y será preciso contar con la participación de especialistas de prestigio nacional e internacional en el desarrollo de cada uno de sus componentes.

Para llevar a cabo una resignificación sustancial, se han de analizar y valorar las resignificaciones llevadas a cabo en otros lugares de memoria compleja y dolorosa en otros lugares del mundo, de manera que el resultado sea homologable a los modelos de pedagogía de memoria democrática más avanzados en el ámbito internacional.